La zona de confort es el enemigo de todo emprendedor. Es un rival astuto y sutil que a menudo te atrapa sin darte cuenta, ¡hasta que es demasiado tarde!

Le gusta hacerte sentir que lo ideal es la seguridad, que la ausencia de transformación es lo indicado, que se puede confiar en un salario para la estabilidad. 

Este no es un lugar maravilloso, sino todo lo contrario. Es donde se puede encontrar la comodidad y la seguridad manteniendo cautivo nuestro espíritu emprendedor porque hemos sido condicionados a contentarnos con lo que tenemos en lugar de buscar nuevas oportunidades fuera de esos límites; no es muy grande por dentro, aunque siempre hay múltiples oportunidades para nosotros, los soñadores, que las aprovechamos: ¡crecer/progresar como nos parezca!

Emprender es asumir riesgos:

Lo desconocido es un lugar que da miedo, pero es donde estamos destinados a ir. Si eres capaz de enfrentarte a tu miedo y emprender algo nuevo, eso puede ser un indicio de lo capaz que eres.

La palabra ‘emprender’ viene del lenguaje que significa ‘salir a’, lo que sugiere salir de mi zona de confort -en otras palabras, enfrentarse a un territorio inexplorado con todos sus desafíos- y esto es exactamente por lo que emprender se convierte en una herramienta tan poderosa para tirar de los sueños hacia la realidad también porque siempre existirá algún tipo de desafío esperando sobre estas aguas.

Pensamientos que surgen de la zona de confort:

La zona de confort es una prisión invisible que te atrapa en una tediosa rutina de actividades mundanas. También es este sistema invisible el que genera creencias y actitudes que retroalimentan tu conducta dentro del discurso (es decir, las acciones). Por ejemplo, se expondrán algunos pensamientos de esta zona:

“No tengo la experiencia necesaria, carezco de formación y no vale la pena perder mi estabilidad”:

No es de extrañar que esto ocurra. Puede ser el «síndrome del impostor» o cualquier variante del mismo, y es igual de sencillo de evitar: Deja de compararte con tu grupo de referencia -que suele ser otra gente en una posición similar a la tuya que ya ha tenido éxito en algún nivel (o al menos es mayor)- y en su lugar compara lo bien/mal que te sientes con los progresos que has hecho frente a los novatos que vienen detrás.

“Para iniciar todo debe estar perfecto”:

Cuantas más imperfecciones tengamos en nuestro camino empresarial, mejor.

Los perfeccionistas se alegrarán de saber que ser imperfecto es un peldaño en el camino para salir de la duda y el miedo, porque los errores hacen que todo valga la pena y así aprendas.

“Yo he conseguido todo”:

El conformismo es el enemigo del progreso Todos tenemos un papel que desempeñar en nuestra sociedad y es importante no ser conformista, sino proactivo.

Evita estos pensamientos y emprende que la sociedad necesita emprendedores activos.