Hoy fue mi último día de empleo formal, el último de mi vida como parte de la nómina de 8 a 5. Ajetreado, así puedo describirlo. Como una madrugada antes de un vuelo de vacaciones. Firmas, despedidas, es difícil explicar que te vas feliz, que te vas con tu mejor sonrisa… porque ellos saben que se quedan y no se están riendo.
Pero ya lo dijo el sabio Fredy, show must go on..
El primer aprendizaje de mi año sabático lo tuve ese mismo día. Al final de la noche el ascensor del edificio donde vivo no funcionaba, nos esperaban unas botellas de vino en casa de amigos, bajamos por las escaleras y fue ahí cuando rodé. Rodé como protagonista pobre de novela venezolana.
No hay reposo médico en los años sabáticos. Tenía 20 años manteniendo una relación de amor-odio con los reposos médicos, el más largo fue de 21 días por discopatía lumbar. Soy una experta en los temas legales del reposo médico, en sus extensiones, en sus pagos. Ahora eso es un conocimiento inservible porque en la vida sin empleo formal no hay reposo médico que valga.
Mi cuerpo debe saberlo porque a la mañana siguiente solo cojeaba un poco y al cabo de tres días estaba saltando por la praderas de la libertad laboral.
Hoy también es domingo y escucho Cascanueces, increíble pax de deux.