Empiezo diciendo que antes de comenzar a trabajar tuve una relación de escasez con el dinero. Siempre hizo falta, siempre fuimos muy conscientes de su falta en mi familia. Es lo que yo llamo mi etapa Oliver Twist, un poco a la deriva de las circunstancias.
Al comenzar a trabajar de manera profesional tuve desde el inicio unos ingresos bastante decentes y comenzó una relación de ansiedad con el dinero, hasta que no gastaba el último centavo no estaba tranquila. Si lo miro desde afuera, era como una especie de venganza. Lo llamé mi etapa Tarantino, puro gasto violento.
Describiré mejor esta etapa: to-do-me-lo-gas-ta-ba. Llegué a tener bolsas de basura llenas de ropa nueva en mi closet. Apenas cobraba invitaba a todo mi equipo a comer sushi en el restaurant más caro de la zona. Iba en taxi a la universidad y de ahí al trabajo. Coleccionaba libros. Compraba todo y de todo. Era una actitud frenética. No ahorré nada en esa etapa de mi vida.
Dos cosas me hicieron parar y ambas tienen que ver con el ejemplo de otros.
Primero fue el ejemplo de mi esposo, en ese momento mi novio. De ascendencia catalana, no conozco a nadie que tenga tanto respeto por el dinero que él.
El segundo ejemplo tiene que ver con Colombia. Llegamos en el año 2011 a Bogotá y comencé a trabajar a los dos meses, en la primera quincena cobramos y yo invité a tomar café y postre a todo mi equipo. Todas fueron, comimos, y al pagar la cuenta, una de ellas (de carrera economista) susurró: «cómo gastan los venezolanos, aquí no gastamos así». Sentí vergüenza. Ese día entendí que debía parar.
¿Cómo cambiar la relación con el dinero?
Primero. Aborda el tema, analiza cómo usas el dinero, qué sientes cuando lo tienes y cuando no. No te niegues la oportunidad de hablar sobre el dinero.
Segundo. Conoce cómo llega y cómo se va. Esto es un clásico. Ten a la vista tus ingresos y tus gastos fijos, lleva un diario minuciosos de consumo.
Tercero. Enfrenta de manera concienzuda el momento del gasto. Cuando quieras comprar algo, detente, analiza el motivo, la necesidad y si es posible posponerla.
Cuarto. Ten una meta. Mi primera meta fue maravillosa. Tener un fondo de emergencia para vivir 6 meses cubriendo los gastos fijos. Para una persona que creció en la escasez lograrlo fue alcanzar el nirvana.
Han pasado muchos años, no puedo decir que tenga la mejor relación con el dinero ahora pero sí siento mucho respeto por él. Lo valoro, no siento culpa sobre el hecho de tener ingresos de mi trabajo así que no estoy desesperada por sacarlo de mi vida.
Al día de hoy entiendo que lo difícil no es ganar dinero, lo realmente difícil es que ese dinero se quede de tu lado.
Escribí este post por dos razones. Porque creo que es importante que hablemos sobre el dinero con nosotros mismos, con nuestras parejas, con nuestras familias, tenemos que analizar las decisiones que tomamos en nuestras finanzas, cómo lo ganamos y cómo lo gastamos, ¿qué culpa, ansiedad, estrés te genera? ¿por qué lo administramos de esa manera? ¿que taras familiares estamos arrastrando? ¿hacia dónde vamos cargados de deudas, con un ritmo de vida impagable, con una vida sacrificada al consumo sin control?
Y también para agradecer que en temas de finanzas tengo un gran maestro al lado. Una persona que me enseñó a cuidar, a querer, respetar mis ingresos y a cambiar la relación con el dinero. Y hoy solo quiero decirle, gracias.
Hoy también es domingo y escucho un capítulo de Aquí no hay quien viva.